El dolor que produce la pérdida de un familiar o ser querido es una de las experiencias más penosas de la vida, que todos los seres humanos alguna vez padecemos. Duele siempre y mucho, independientemente de cualquier contexto y situación, me consta. Pero hay formas de dolor que me cuesta imaginar, que es cuando la pérdida invierte la cronología, cuando en lugar de tener que despedir a un ancestro o un par (pareja, hermano, primo, etc.), se debe despedir a un descendiente. Sinceramente no puedo imaginar el dolor de despedir un hijo o un nieto. Por lo que he visto en personas queridas que lo han debido afrontar, es una experiencia devastadora. SEGUIR LEYENDO ACÁ.
Por Gonzalo Perera.
El dolor de la ausencia es inmenso, pero agravado por la incertidumbre, por no poder ni siquiera procesar el duelo,
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