El sector nacionalista defiende la gestión de Lacalle Herrera y cuestiona a los sectores que se impusieron a las reformas económicas que impulsó el gobierno blanco entre 1990 y 1995.
Dentro de esas reformas señalan la «modernización» de las Empresas Públicas, la desburocratización, modernización, desmonopolización del mercado de Seguros y la reforma portuaria que ingresaron a la agenda pública a través del Herrerismo.
Puntualizan que «estas profundas transformaciones del Uruguay recibieron el ataque y la oposición de los defensores del conservadurismo: el PIT-CNT, el Frente Amplio y también importantes sectores del Partido Colorado, descalificándola como neoliberales».
A su vez, puntualizan que las reformas «fueron acompañadas por inéditas inversiones» y que en esos años se abatió la pobreza y «se alcanzó la distribución de la riqueza más igualitaria del Uruguay post-dictadura.
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