ESTRÉS HÍDRICO: POR QUÉ EL AGUA ES EL NUEVO PETRÓLEO


 

La escasez del agua en el mundo, acelerada por el derretimiento de los glaciares, la contaminación y su uso intensivo, para algunos es sinónimo de negocio. Su cotización en Wall Street habilitó el mecanismo técnico para su commoditización. Mauro Fernández reconstruye el mapa de las corporaciones que, con aliados clave de la política, se convierten en “la vanguardia sensible de esta embestida sobre el bien estratégico del siglo XXI”.    


Esta investigación es parte del especial Agua realizado y publicado en Bocado.lat



En su mansión al norte de Nueva York, Laurence Fink, uno de los treinta hombres más poderosos del planeta se despertó con sed. Era 2 de noviembre y cumplía 66 años. Todavía no había pandemia. Se levantó de la cama a las cinco de la mañana y no tomó nada. Con la garganta reseca apretó la nariz contra la ventana de la sala de estar, mirando al parque de cuatro hectáreas. Después de veinte segundos inmóvil, tragó saliva. Las mejores ideas de su vida las había tenido siguiendo intuiciones. Nadie sabría cómo se gestó la más reciente ofensiva sobre el agua, pero Larry recordaría siempre esa sedienta mañana.   
Fink tiene ahora 68 años, es más largo que alto, tiene una alopecia profunda y usa anteojos sin marco. Se ríe seguido y la comisura derecha se le levanta con picardía porteña. Su padre era zapatero y su madre, profesora de inglés. Nació en Los Ángeles y estudió ciencia política en la Universidad de California donde se unió a la fraternidad universitaria Kappa Beta Phi. Catorce años después de recibirse, fundó y se convirtió en el número uno de BlackRock, hoy el fondo de inversiones más grande del mundo. En 2020, el grupo gestionó fondos por 8,7 billones de dólares, una riqueza que lo posicionaría como la tercera potencia mundial, sólo detrás de Estados Unidos y China. El fondo es copropietario de más de diecisiete mil empresas entre las principales farmacéuticas (Pfizer), alimentarias (Bayer-Monsanto y Coca-Cola), petroleras (Exxon Mobile) y tecnológicas (Apple y AOL), entre otras. Es la cueva donde nunca descansan los mejores lobos de Wall Street; una manada de la que Larry es el macho alfa.



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